El temor de ir a la escuela

“Las educadoras debemos dejar a un lado las etiquetas en los niños y preocuparnos por el trasfondo de la situación para así descubrir porque el comportamiento y ayudarlos”

“Soy Educadora y llevo 3 años frente a grupo, mi camino y experiencias se están iniciando, quiero afirmar que mi vocación es de corazón, yo elegí ser educadora, por tanto me preparé durante 4 años, pero jamás y nunca me enseñaron el cómo enfrentar o asumir la responsabilidad de la historia que les contaré.

Es muy común tener un leve panorama de la mayoría de alumnos que forman parte de una institución, ya que aunque no sean parte de tu grupo siempre existe la denominación de; la bonita, el guapito, el latoso, etiquetas que ponemos a los niños erróneamente, pero no van señalados por ser malas maestras o tener un mal corazón.

Yo siempre escuchaba sobre el niño “enfermo” ese que no trabaja, que tiene mucha gripa, mucha tos, el que como está lloviendo no lo mandaron a la escuela porque se va a enfermar, por lo tanto no era muy concurrida su asistencia al jardín de niños.

Su mamá a cada rato marcaba para ver cómo estaba, llegué a pensar en que esa madre de familia era una exagerada, hasta que llegó el día de tener a Erick como mi alumno.

Cuando me dieron la noticia de que tendría a Erick dentro de mis alumnos, personalmente sentí como la Directora me entregó un gran reto en mis manos, como haciendo un énfasis en “sorpréndeme con tu trabajo” y verdaderamente acobije ese reto, lo tomé fuertemente y lo coloqué en mi mente pero sobre todo en mi corazón.

Y así inicio la aventura con Erick, durante mis primeras semanas de observación logreé apreciar a un niño atemorizado, a un niño sin ánimo, triste, aburrido, enfermizo, inseguro y así un sinfín de adjetivos negativos.

  Tenía próxima la entrevista con su tutor para elaborar la historia de vida de Erick, pero la tuve que realizar antes de tiempo, ya que la madre solicitó quedarse conmigo a platicar terminando la jornada de trabajo, verdaderamente me intrigó, y enseguida empecé a cuestionarme; ¿qué pasó? ¿Qué hice mal? No se ha presentado ningún problema, jamás olvidaré la cara de miedo de esa señora, ella aún no decía ni una palabra pero su mirada lo podía decir todo, no eran buenas noticias, no iba a ser una plática rápida.

Siempre he dado gracias a Dios por darme gracia ante los ojos de los padres de familia, no sé en qué consista, es algo que aún me preguntó en muchas ocasiones, pues ellos me buscan para contarme sus problemas, su sentir, o llegan a pedir algún consejo.

La señora, me dijo que tenía muchas cosas que contarme sobre su hijo, y que esperaba juntas poder ayudarlo; argumentó que se acercaba a mí porque se sentía en confianza, ella hizo hincapié en que había decidido hacer a un lado la pena, todo por el bien de su hijo y por el hecho de sentir a Erick diferente en tan solo unos días.

Erick es un niño prematuro nació a los 7 meses de edad, y verdaderamente es un milagro que esté vivo hasta el día de hoy, cuando Erick nació, los médicos no le dieron mucho tiempo de vida ya que no estaban desarrollados a un 100% sus órganos, pues hay un tiempo destinado para cada uno, el padre de Erick al saber que no tendría un hijo normal, desapareció y abandonó a la madre, sus familiares le dieron la espalda, pues mencionaban que para qué había decidido traer al mundo a un niño enfermo y que al final de cuentas moriría, la señora contaba llorando lo que estoy narrando, no dejaba de tocarse sus manos en señal de nervio y pena, a ella no le había importado todo lo malo que le habían dicho sobre su hijo, así que decidió abandonar su lugar de origen y afrontar la vida sola por una mejora de vida para Erick y luchar hasta donde se pudiera.

Gratas fueron las sorpresas pues Erick evolucionaba a cortos pasos pero seguía vivo, los doctores le dijeron que Erick tendría un aprendizaje lento, pues su desarrollo era inferior al de un niño a su edad, y que cualquier descuido, por muy mínimo, Erick podría morir, y fue ahí donde entendí por qué esa señora era una “EXAGERADA” como yo la llamaba, no tengo aún la dicha de ser madre, pero no ha de ser nada fácil dejarle tu hijo a alguien más aunque solo sea durante tres horas.

Las despedidas de Erick y su mamá al dejarlo en el kínder eran difíciles, pues la señora lo llenaba de besos, lo abrazaba y siempre me decía; Maestra se lo encargo mucho, pero desde que Erick cruzaba la puerta, se dibujaba una sonrisa en su rostro de felicidad de ir a la escuela.

A Erick hasta el día de hoy lo han intervenido quirúrgicamente 8 veces, el es un niño muy listo, le encanta bailar, cantar, copiar y platicar, él llega al salón contándole a sus compañeros lo que realizó el día anterior en su casa, todo esto se logró, dándole a Erick la seguridad en sí mismo y demostrando que todos somos importantes, los demás niños del grupo veían a Erick diferente y siempre que lograba algo nuevo, todos aplaudíamos y decíamos si se puede, y si se pudo, Erick se hacía grande siempre que escuchaba a sus compañeros o recibía un elogio por parte mía, y de las demás maestras.

Jamás olvidaré la cara de satisfacción y triunfo de Erick al darse cuenta de que el experimento que había realizado nos había sorprendido a todos, en la cancha de la escuela, cada niño presentó un experimento, todos ponían atención para observarlos, la directora fue el público junto con los demás niños de la actividad, y llegó el turno de Erick, empezó a llevar a cabo su experimento, y verdaderamente nos sorprendió, la directora gritó de sorpresa del gusto del experimento de Erick, y él mismo irradiaba felicidad y seguridad y me decía maestra yo lo hice, me abrazó y le decía a sus compañeros yo lo hice, y es en esos momentos donde todos mencionábamos “muy bien Erick lo hiciste muy bien” .

Erick iba todos los días a la escuela, lloviera, hiciera frío , siempre lo veía entrar por el portón con su gran sonrisa, y entregando siempre sus tareas, su mamá me decía, maestra es que amaneció con tos pero se puso a llorar porque le dije que no lo llevaría, se lo traje pero si se siente mal yo vengo por él, Erick es ya más fuerte que sus enfermedades, solo teníamos el cuidado de mantenerlo abrigado, de que tomara sus medicinas si le tocaban en hora de clases, pero de ahí en fuera se ausentaba solo cuando tenía sus citas con el doctor.

Erick es un niño lleno de vida, seguro, listo, el cual ama jugar y acepta retos, retos como el cual yo acepté cuando lo acobije como mi alumno.

Educadoras, involucrémonos con nuestros niños, que no solo sean tres horas y ya, vayamos al fondo de las etiquetas que solemos poner, e investiguemos la razón para arrancar de raíz el problema y así tener niños felices.

Mis anécdotas y dedicación con Erick aún no culmina, tenemos 3 meses por vivir juntos, por seguirlo llenando de sonrisas y de seguridad para afrontar la vida, educadoras hagamos nuestro trabajo de corazón, con amor y entrega.”

L.E.P. IRMA INDIRA VALERA MONTALVO

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